Preguntas frecuentes

¿Cuál es el fin principal del hombre?

El fin principal del hombre es el de glorificar a Dios, y gozar de él para siempre. 

 

Sal. 86:9; Is. 60:21; Rom. 11:36; 1 Cor. 6:20; 1 Cor. 10:31; Apoc. 4:11; Sal. 16:5–11; Sal. 144:15; Is. 12:2; Lu. 2:10; Fil. 4:4; Apoc. 21:3–4.

¿Qué regla ha dado Dios para enseñarnos cómo hemos de glorificarle y gozar de él?

La palabra de Dios que se contiene en las Escrituras del Antiguo y del Nuevo Testamento, es la única regla que ha dado Dios para enseñarnos cómo hemos de glorificarle y gozar de él. 
 
Mateo. 19:4–5; Gen. 2:24; Lucas 24:27, 44; 1 Cor. 2:13; 1 Cor. 14:37; 2 Pe. 1:20–21; 2 Pe. 3:2,15–16; Dt. 4:2; Sal. 19:7–11; Is. 8:20; Juan 15:11; Juan 20:30–31; Hechos 17:11; 2 Tim. 3:15–17; 1 Juan 1:4.
 

¿Qué es lo que principalmente enseñan las Escrituras?

Lo que principalmente enseñan las Escrituras es lo que el hombre ha de creer respecto a Dios y los deberes que Dios impone al hombre. 
 
Gen. 1:1; Juan 5:39; Juan 20:31; Rom. 10:17; 2 Tim. 3:15; Dt. 10:12–13; Jos. 1:8; Sal. 119:105; Mic. 6:8; 
2 Tim. 3:16–17.

¿Qué es Dios?

Dios es un Espíritu, infinito, eterno e inmutable en su ser, sabiduría, poder, santidad, bondad, justicia y verdad. 

 

(Dt. 4:15–19; Lucas 24:39; Juan 1:18; Juan 4:24; Hechos 17:29. 1 Reyes 8:27; Sal. 139:7–10; Sal. 145:3; Sal. 147:5; Jer. 23:24; Rom. 11:33–36; Dt. 33:27; Sal. 90:2; Sal. 102:12, 24–27; Apoc. 1:4, 8; Sal. 33:11; Mal. 3:6; Heb. 1:12; Heb. 6:17–18; Heb. 13:8; Santiago 1:17; Ex. 3:14; Sal. 115:2–3;1 Tim. 1:17; 1 Tim. 6:15–16; Sal. 104:24; Rom. 11:33–34; Heb. 4:13; 1 Juan 3:20; Gen. 17:1; Mateo 19:26; Apoc. 1:8;  Hab. 1:13; 1 Ped. 1:15–16; 1 Juan 3:3, 5; Apoc. 15:4; Gen. 18:25; Ex. 34:6–7; Dt. 32:4; Rom. 3:5, 26; Sal. 103:5; Sal. 107:8; Mateo 19:17; Rom. 2:4; Ex. 34:6; Dt. 32:4; Sal. 86:15; Sal. 117:2; Heb. 6:18).

¿Hay más de un Dios?

No hay sino uno solo, el Dios Vivo y verdadero. 

 

Dt. 6:4;  Is. 44:6; Is. 45:21–22; 1 Cor. 8:4–6; Jer. 10:10; Juan 17:3; 1 Tes. 1:9; 1 Juan 5:20.

¿Cuántas personas hay en la Divinidad?

Hay tres personas en la Divinidad: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo; y estas tres personas son un solo Dios, las mismas en sustancia, iguales en poder y gloria. 

 

Mateo 3:16–17; Mateo 28:19; 2 Cor. 13:14; 1 Ped. 1:2; Sal. 45:6; Juan 1:1; Juan 17:5; Hechos 5:3–4; Rom. 9:5; Col. 2:9. Judas 24–25.

¿Qué son los decretos de Dios?

Los decretos de Dios son su propósito eterno, según el consejo de su propia voluntad, en virtud del cual ha preordenado, para su propia gloría, todo lo que sucede. 

 

Sal. 33:11; Is. 14:24; Hechos 2:23; Ef. 1:11–12.

¿Cómo ejecuta Dios sus decretos?

Dios ejecuta sus decretos en las obras de creación y de providencia. 

 

Sal. 148:8; Is. 40:26; Dan. 4:35; Hechos 4:24–28; Apoc. 4:11.

¿Qué es la obra de creación?

La obra de creación consiste en el haber hecho Dios todas las cosas de la nada, por su poderosa palabra, en el espacio de seis días y todas muy buenas. 
 
Gen. 1:1; Sal. 33:6, 9; Heb. 11:3; Gen. 1:31.
 

¿Cómo creó Dios al hombre?

Dios creó al hombre, varón y hembra, según su propia imagen, en ciencia, justicia y santidad, con dominio sobre todas las criaturas. 

 

Gen. 1:27; Col. 3:10; Ef. 4:24; Gen. 1:28; Sal. 8.

¿Cuáles son las obras de providencia de Dios?

Las obras de providencia de Dios son aquellas con que santa, sabia y poderosamente, preserva y gobierna a todas sus criaturas y todas las acciones de éstas. 

 

Sal. 145:17; Sal. 104:24; Heb. 1:3; Neh. 9:6; Ef. 1:19–22; Sal. 36:6; Pr. 16:33; Mateo 10:30.

¿Qué acto particular de providencia ejecutó Dios respecto del hombre en el estado en el que éste fue creado?

Cuando Dios hubo creado al hombre, hizo con él una alianza de vida bajo condición de perfecta obediencia; vedándole a comer del árbol de la ciencia del bien y del mal so pena de muerte. 
 
Gen. 2:16–17; Santiago 2:10.
 

¿Permanecieron nuestros primeros padres en el estado en que fueron creados?

Nuestros primeros padres, dejados a su libre albedrío, cayeron del estado en que fueron creados, pecando contra Dios. 

 

Gen. 3:6–8, 13; 2 Cor. 11:3.

¿Qué es el pecado?

El pecado es la falta de conformidad con la ley de Dios o la transgresión de ella. 

 

Lev. 5:17; Santiago 4:17; 1 Juan 3:4.

¿Cuál fue el pecado por cuya causa nuestros primeros padres cayeron del estado en que fueron creados?

El pecado por cuya causa nuestros primeros padres cayeron del estado en que fueron creados fue el comer del fruto prohibido. 

 

Gén. 3:6.

¿Cayó todo el género humano en la primera transgresión?

Habiéndose hecho la alianza con Adán, no para él solo, sino también para su posteridad, todo el género humano descendiendo de él según la generación ordinaria, pecó en él y cayó con él en su primera transgresión. 

 

Gen. 2:16–17; Santiago 2:10; Rom. 5:12–21; 1 Cor. 15:22.

¿A qué estado redujo la caída al hombre?

La caída redujo al hombre a un estado de pecado y de miseria. 

 

Gen. 3:16–19, 23; Rom. 3:16; Rom. 5:12; Ef. 2:1.

¿En qué consiste lo pecaminoso del estado en que cayó el hombre?

Lo pecaminoso del estado en que cayó el hombre consiste en la culpabilidad del primer pecado de Adán, la falta de justicia original y la depravación de toda su naturaleza, llamada comúnmente pecado original, con todas las transgresiones actuales que de ella dimanan.

 

Rom. 5:12, 19; Rom. 3:10; Col. 3:10; Ef. 4:24; Sal. 51:5; Juan 3:6; Rom. 3:18; Rom. 8:7–8; Ef. 2:3; Gen. 6:5; Sal. 53:1–3; Mateo 15:19; Rom. 3:10–18, 23; Gál. 5:19–21; Santiago 1:14–15.

¿En qué consiste la miseria del estado en que cayó el hombre?

Todo el género humano perdió por su caída, la comunión con Dios, está bajo su ira, y maldición, y expuesto a todas las miserias de esta vida actual, a la muerte misma, y a las penas del infierno para siempre. 
 
Gen. 3:8, 24; Juan 8:34, 42, 44; Ef. 2:12; Ef. 4:18; Juan 3:36; Rom. 1:18; Ef. 2:3.; Ef. 5:6; Gál. 3:10; Apon. 22:3; Gen. 3:16–19; Job 5:7; Ecl. 2:22–23; Rom. 8:18–23; Ezeq. 18:4; Rom. 5:12; Rom. 6:23; Mateo 25:41, 46; 2 Tes. 1:9; Apoc. 14:9–11.
 

¿Dejó Dios a todo el género humano perecer en su estado de pecado y de miseria?

Habiendo Dios, de su propia soberana voluntad, elegido desde el principio a los que han de gozar de la vida eterna, entró en una alianza de gracia para libertarles de su estado de pecado y de miseria, e introducirles en un estado de salud, por medio de un Redentor. 

 

Hechos 13:48; Ef. 1:4–5; 2 Tes. 2:13–14; Gen. 3:15; Gen. 17:7; Ex. 19:5–6;  Jer. 31:31–34; Mateo 20:28; 1 Cor. 11:25; Heb. 9:15.